TawaKun: Kurama Yama 1ª Parte: Kibune Jinja, y la subida a la montaña.

Crónicas sobre Japón, su cultura, su gente, y su día a día. Aventuras y desventuras de A. Tagua.

miércoles, 18 de enero de 2012

Kurama Yama 1ª Parte: Kibune Jinja, y la subida a la montaña.

Faros de entrada a Kibune Jinja.
El pasado día 6 de Enero nos desplazamos hasta Kurama. Localidad rural en plena montaña, situada a 1 hora aprox. de Kyoto dirección norte. Un lugar lleno de magia y energía, cuna del Reiki, y lugar donde habitaban los misteriosos monjes Tengu. Sin duda un día inolvidable.

Tras cambiar de linea en Kyoto, tomamos la Eizan Line, una peculiar linea que nos fue adentrando cada vez más en la montaña hasta llegar a su última parada donde esperaba el principio de nuestra planeada ruta. Al salir del tren unos amables 3-4 grados nos recibieron, el tiempo era frío, pero el sol estaba esplendido, y aportaba un agradable calorcito que hizo muy especial el trayecto. El día anterior la nieve había caído copiosamente, arboles y caminos se encontraban nevados. Al principio caminamos por la carretera siguiendo el curso del río, situado a nuestra derecha, el cual bajaba saltando en pequeñas cascadas.
EL curso del rio a contraluz.
Las cálidas temperaturas hacían que del asfalto saliese una neblina como consecuencia del cambio de temperatura. A nuestra izquierda un frondoso bosque de arboles milenarios se estiraban buscando la luz del sol, alcanzando alturas sorprendentes. De ellos caía la nieve derretida formando una agradable lluvia que mezclada con los rayos de luz, que tímidamente llegaban a a través arboles, nos ofrecían un mágico paseo. 
 
  
Ya avanzando, divisamos restaurantes, y poco a poco nos fuimos acercando a las inmediaciones de Kibune Jinja (貴船神社). La escalera que nos daba la bienvenida al templo era realmente bonita, a ambos lados, faroles de un rojo intenso contrastaban con el verde musgo de las piedras, y el negro de los escalones que nos conducían hasta el recinto. Buscando el contraste tome muchas fotos.


En el centro del templo había una hoguera, dentro habían puesto incienso, por lo que una curiosa humareda inundaba el ambiente. Frente a mi la fuente de purificación donde realizar el Temizu (手水) antes de pedir nuestros deseos, se encontraba nevada, y se dejaba ver entre el humo, y los rayos de sol que llegaban hasta el fuego.

La fuente de purificación.
Al lado, había un peculiar árbol, se citaba en un cartel que si lo tocabas éste rellenaría tu ki (), tu energía interior. No dude en recargar la mía mientras tocaba su particular tronco, más puntos de energía nos íbamos a encontrar en nuestro agradable paseo, pero aun quedaban cosas que ver. Subiendo unos peldaños compramos nuestra suerte o Omikuji (おみくじ) papel que nos indicará nuestra fortuna para este nuevo año. Es algo especial, pues no se ve su contenido hasta que lo metemos en agua, Mari muy buena suerte, yo normal, “ paciencia que lo que esperas llegará”, y en ello ando, poco a poco. El templo alberga otras historias relacionadas con el emperador, y los caballos que donaba cada año, pero para no extendernos en nuestra narración continuaremos nuestro camino.
Nuestros Omikujis.
El árbol del Ki ( )
La parte izquierda del Templo Kibune.
Este nos lleva a cruzar el pequeño río, y comenzar la subida por la montaña, un sendero que se planteaba duro, y que nos llevaría hasta Kurama Jinja. En el río habían colocado Kadomatsu (門松) símbolos del año nuevo, y decoración especial colocada en las casas o negocios para dar la bienvenida a los dioses, y pedirles lo mejor para el año entrante. Y en la orilla enormes arboles parecían comer humanos. 
 

Una vez que nos adentramos en el bosque, los escalones estaban formados por tablones, y las propias raíces de los arboles al principio, y piedra en los tramos finales. El camino comenzó ascendiendo, arriba sólo se veían las copas de los arboles, la nieve creó, esta vez sí, una curiosa y constante lluvia menos agradable que la de nuestro tramo inicial, pero no desanimamos y tras la subida, los charcos, y la nieve llegamos a una pequeña capilla en pleno bosque, ésta marcaba el final del primer tramo. 


No nos paramos mucho, y algo más adelante nos topamos con otra imagen sorprendente, de nuevo un rayo de sol entraba a través del bosque e iluminaba parcialmente el segundo templo de la montaña, el incomodo caer del agua lo hacia más especial. 
 
El sendero hacia Kurama Jinja.
Templo en pleno bosque.
Junto a él, dos arboles enormes unidos por la base se alzaban hacia el cielo, al lado este otro árbol no se quedaba atrás.

Árbol grandioso.
En piedras y telas el símbolo de los Kurama Tengu daba intriga al lugar. El camino continuaba ascendiendo por una larga escalera de piedra que se mezclaba con la nieve que yace a su alrededor, y que en algunos escalones se había convertido en resbaladizo hielo. Quedaba cerca de 1 kilómetro para llegar a otro punto de energía importante, y ya casi el final de nuestra ruta, Kurama jinja. El descenso comenzaba, y nuestro pies lo agradecían, pero sera en el próximo post cuando os muestre más de este bonito lugar, muchas más escenas que merece la pena mostrar.

Piedra con signo Tengu.
Dejo aquí algunos enlaces de interés sobre como llegar, y más información sobre el lugar, pues aquí me limito principalmente a narrar mi experiencia.

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